Volcán Quetrupillán: mi primera vez en una montaña

cumbre volcán quetrupillán

¿Qué tan común puede ser ver un volcán? Ahora, imaginen que pueden ver más de uno, y no solo eso, también pueden recorrerlos, explorarlos y alcanzar sus cumbres.

 

Cumbre – Quetrupillán.

¿Qué tan común puede ser ver un volcán? Ahora, imaginen que pueden ver más de uno, y no solo eso, también pueden recorrerlos, explorarlos y alcanzar sus cumbres. 

Lo que les relato a continuación, es un pequeño resumen de la primera vez de este guaireño en la cumbre de un volcán, específicamente el Quetrupillán, y cómo lo desconocido, se convirtió en una de las mejores experiencias de mi vida.

Por David Rodríguez

Volcán Quetrupillán: el más pequeño de la trilogía

 

Primera vista del volcán Qetrupillán, perro acompañando.

Desde Pucón los tres volcanes más cercanos son: Villarrica o Rukapillán (llamado así por el pueblo mapuche), Lanín y Quetrupillán. Cada uno con su particularidad y esencia. Al principio es fácil confundirlos, pero luego de un tiempo, aprendes a diferenciarlos y contemplarlos.

Al saber que se podrían recorrer, tuve la curiosidad instantánea de querer conocerlos, y a la vez, probarme a mí mismo en algo que para ese momento de mi vida era totalmente desconocido. Les hablo del montañismo. 

Nacho Villagra, editor de Altura Magazine: «El mejor regalo de la montaña son sus vistas panorámicas»

 

Presos y presas durante el estallido social a la calle, en la cumbre del volcán Quetrupillán.

A los días de llegar a Pucón, conocí a Ignacio Villagra, colega periodista, montañista empedernido y creador de Altura Magazine. Ese tipo de gente que con un par de conversaciones ya deja ver su pasión y desdén por lo que le gusta y disfruta.

Siempre he tenido el pensamiento de que cuando uno se inicia en algo desconocido, una buena manera es hacerlo acercándose a la gente que vive, siente y disfruta lo que hace (montañismo, en este caso) con toda la pasión del planeta.

Desde la curiosidad, la idea del Volcán Quetrupillán se materializa

Luego de insistirle a Nacho, este no tuvo más opción que aceptarme en su expedición. Mi emoción era total. Por primera vez estaría acampando en una montaña, y no en cualquiera, sino en el Volcán Quetrupillán.

Sería también la primera vez caminando en la nieve, y lo que más me asustaba, primera vez en intentar alcanzar una cumbre de una montaña. Así que me mentalicé en tratar de prepararme de la mejor manera, porque aunque no lo parezca, subir y bajar cualquier montaña, por pequeña que sea, conlleva riesgos, que de no tomarlos con la seriedad que requieren, pueden costar bastante caros.

El viaje hasta la cumbre: la caminata inesperada

 

Cruzando el primer puente camino al campamento del volcán Quetrupillán

Aunque la travesía puede realizarse perfectamente en un día, decidimos realizarla en dos; eligiendo acampar en la base del volcán Quetrupillán. A esta aventura se nos sumó Melissa, una simpática francesa/chilena que conocimos en el hostal, y que no dudó en acompañarnos.

Partimos desde Pucón en horas de la mañana a eso de las 11:00, tomando el bus que  nos dejaría más cerca del inicio del sendero. Lo que yo particularmente no sabía, es que nos costaría más de la cuenta llegar al comienzo del camino, al que si no tienes como llegar en auto, deberás caminar durante varias horas.

Y así fue, a pesar de que una familia nos acercó en su auto, nos tomó casi tres horas llegar a las faldas del recorrido. No fue un trayecto muy exigente, pero ustedes comprenderán que con varios kilos de peso a la espalda, no es precisamente para divertirse.

El viaje hasta la cumbre: el bosque nos arropa

 

perro guía que nos acompaña por la nieve y el bosque

Solo puedo decir que entrar en el bosque es simplemente espectacular. Aún había partes con nieve, lo que brinda un toque aún más de fantasía, y  lo más impresionante, es cómo cambia la vegetación de manera tan súbita entre un ecosistema y otro.

El trayecto dura algo así como unas 3-4 horas, y de corte sales del bosque y empiezas a mirar al Quetrupillán en todo su esplendor, si el buen tiempo lo permite. Solo nos quedaba buscar un buen lugar para acampar, y descansar para partir temprano y así alcanzar la tan ansiada cumbre del volcán.

El viaje hasta la cumbre: el guaireño en la cima

 

llegando al campamento del volcán Quetrupillán

Partimos con los primeros rayos de sol. Los cielos estaban despejados y nada nos hacía imaginar que en unas horas las nubes nos abrazarían hasta más no poder.

Caminamos alrededor de unas 4-5 horas totalmente sobre la nieve. Al principio me costaba mucho poder mantener el paso, ya que hay tramos en los que te hundes y esto hace que te canses con facilidad. 

Al llegar a la cumbre sientes esa emoción inevitable, ese sentimiento de triunfo que tanto anhelas cuando inicias la travesía. Lo único negativo es que no nos acompañó el buen tiempo, nos abrazaron las nubes y eso impidió que pudiéramos observar todo a nuestro alrededor. A lo lejos se mostraba el Rukapillan, y aún más allá, el Lanín. Tan firmes e imponentes, vigilantes de las tierras que los rodean.

Una experiencia inolvidable

 

Vista desde la cumbre del volcán Quetrupillán

Para mi fue realmente una experiencia que jamás olvidaré. El poder acampar, caminar, conocer, descubrir, y todo eso en la compañía de Nacho y Melissa. Ellos hicieron de la aventura algo inolvidable.

Tampoco piensen que toda la travesía fue de infinitos colores, también tuvo sus momentos tensos y de cansancio absoluto, pero los llevamos con mesura, cariño y con total compañerismo.

Volvería encantado una y mil veces más, pero creo que ninguna otra experiencia superará lo que significó para mí estar ahí; primera vez acampando en montaña, primera vez caminando en nieve, primera vez en la cumbre de un Volcán.

Vivencias que pueden sonar simples para cualquier otro, pero que para mí, están marcadas para siempre en mi memoria.u

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