Elena Quispe y su compañera Lidia Huayllas estaban en España para iniciar la gira promocional del documental Cholitas Escaladoras cuando los teatros cerraron, las calles se vaciaron y la vida pública quedó restringida debido al COVID-19. 

Las montañistas bolivianas regresaron apresuradamente a su país, entraron en cuarentena y aplazaron su sueño de recorrer Europa contando la historia de cómo se convirtieron en las primeras mujeres Aimara en alcanzar las cumbres más altas de América. 

Ya de vuelta en Bolivia, Elena sigue escalando las montañas que la vieron nacer. Desde las alturas lo puede ver todo: la Cordillera, la Amazonia, el Lago Titicaca. De eso se trata la libertad absoluta, comenta. Por eso, dice que no va a parar, que va a seguir subiendo montañas hasta conocerlas todas.

Respeto, cariño, sentimiento y fe es lo que caracteriza a Elena. Para ella, las montañas tienen vida y a veces no escuchamos lo que nos dice. Debemos ser agradecidos con ella y nuestra madre tierra chacha warmi (hombre mujer).

En esta conversación nos cuenta más sobre su relación con la montaña, sus sueños de cumbre y su incansable fuerza para seguir subiendo hasta el final. “¡Cumbre o muerte!”, es el grito del alma de esta gigante de los Andes.